miércoles, 26 de octubre de 2011

Elecciones... no políticas, sino de vida.


Otro interesante video de RSAnimation que incluye palabras y conceptos clave como ansiedad, consumismo, capitalismo, la mirada de los otros, la necesidad de aprobación, la elección ideal, las pérdidas que dejan las elecciones, las creencias, la culpa por los fracasos, el deseo de ser famosos, el cambio social, entre otros.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Reorientarse

En los últimos tiempos son muchas las consultas de reorientación que recibimos. Y no solo de jóvenes que "perdieron" un año por haber elegido la carrera equivocada, sino de personas adultas, de hasta 40 años. Algunos de los motivos son: "no estoy contento con la carrera que elegí", "me faltan unas materias para terminar la carrera pero quiero hacer otra cosa", "me cansé de trabajar en esta área", "quiero hacer otra cosa", "mi vida cotidiana y mis prioridades cambiaron, ahora quiero hacer algo que no me consuma todo el día" (muy común en mujeres que tienen familia), "tengo dudas acerca de lo que elegí", "en su momento me vi obligado a trabajar y ahora puedo comenzar una estudio superior" o "trabajo desde que terminé la secundaria y ahora quiero estudiar algo relacionado con mi trabajo".

Algunos deciden encarar un proyecto personal, otros hacer algo radicalmente opuesto, otros reafirmar su decisión, y otros (entre otros) simplemente se quedan satisfechos con el espacio de reflexión acerca de su futuro. Se contentan con parar y pensar acerca de lo transitado, para continuar desde otro lugar.

La inquietud que en el fondo atraviesa a estas personas tiene que ver, independientemente de lo que eligieron o de lo que elijan, con quienes son y cómo desean proyectar su vida de ahora en más. Por otro lado, lo interesante de estos casos es que suelen resignificar muchos aspectos de su vida que no analizaron con detenimiento en su momento; el porqué de su elección, las influencias del entorno que no visualizaron en su momento, los estilos o mecanismos de elegir que replicaron (sin saberlo) en la selección de una carrera o una ocupación. Se observa el camino realizado desde un lugar de mayor madurez, con nuevos recursos personales y con mayor libertad (en el mejor de los casos). Entonces la pregunta interior que surge es cercana a "¿era realmente yo quien elijió en ese entonces?". Claro que sí, solo que cuando pasa el tiempo es mucho más fácil analizar el pasado y darle un sentido. En el momento todo es más difícil de analizar, sea en el momento de la vida que sea.

Todo esto lleva a replantearse las elecciones que uno hace con proyección a futuro. Que de seguro que ya no son como hace décadas atrás, porque la sociedad toda cambia (económica-social-culturalmente). Y menos mal. ¡Imagínense una historia de la humanidad rutinaria y monótona! El hecho de que existan replanteos respecto de la propia vocación hace "la cuestión" más compleja (al menos para unos cuantos que no tenemos las cosas tan claras y para siempre). Porque ya no se piensa tanto en elegir algo "para toda la vida" (y aunque se piense, es difícil sostenerlo en este mundo tan globalizado donde el movimiento de una pieza incide en el resto), sino tal vez algo para comenzar o para proyectar de acá a algunos años. Cualquier cosa puede pasar en este gran videojuego humano. Esto lo hace complejo, entretenido, difícil, injusto, etc.

Lo interesante es pensar la decisión de reorientarse como posibilidad de capitalizar el trayecto recorrido y de renovar-se con nuevos proyectos e ideas. Decidir desde un lugar diferente e, idealmente, en forma genuina, personal, de uno, digamos. No desde la oposición a lo pasado o desde lo no resuelto que necesita ser reparado, sino desde la escencia del ser, desde el deseo y, tal vez, con mucho menos miedo e incertidumbre acerca del futuro. Pero aún así, eso que se decida seguirá siendo experiencia. Experiencia en el sentido de que no hay recetas ni resultados calculables o predecibles. Aunque uno logre ver el campo de juego de manera más clara, hasta no experimentar lo que uno se propone no se sabrá de qué se trata. Y de nuevo a seguir armando el camino, que es interminable (bah, termina con la vida) y que no depende únicamente de uno sino también del entorno, de las oportunidades, del contexto, de las ganas que le pongamos...

¿Alguna vez te repreguntaste algo acerca de lo que hacés?, ¿alguna vez paraste la pelota y levantaste la cabeza para ver a tu alrededor?, ¿alguna vez imaginaste que sos el escritor que continúa con el "había una vez..."? Eso sí, no es exactamente como el cartel de la foto, que invita a parar para después orientarte hacia una "dirección obligatoria". La invitación es a hacer un parate para después ser uno quien decida hacia dónde ir.

viernes, 26 de agosto de 2011

Escuchar otra cosa

Es cierto. Los psicólogos escuchamos "otra cosa" además del conjunto de palabras-sonidos-gestos que expresa una persona que consulta. Y ese "otra cosa" significa abrir un nuevo horizonte, una nueva manera de escuchar y percibir.

En el ámbito de la orientación vocacional, al momento de utilizar juegos-herramientas-dinámicas-técnicas, esta idea (la de escuchar "otra cosa") se lleva a cabo utilizándo las estrategias como excusa, como medio para que surjan aspectos que van más allá de la técnica y no como fin en si misma. Así, la técnica se transforma en un disparador, en un posibilitador, dejando de ser un recipiente acumulador de datos para pasar a formar parte de un espacio que fluye por si solo, que abre el juego, que da cauce a la reflexión y al análisis (ahí hay "persona"). Esto no ocurre todo el tiempo, sino de a ratos, de a destellos o de a momentos. Y cuando eso ocurre la técnica se transforma automáticamente, pasando a una dimensión diferente que cobra vida propia y que es,capa a cualquier tipo de condicionamiento o estímulo externo.

Para ser más concreto, me pasó hoy, recién, al incluir un juego que apela a la imaginación, a la creatividad, al procesamiento mental de múltiples variables (que son muy enriquecedoras cuando se las ve en acción). Al responder (el consultante) a la consigna, se abrió un nuevo mundo de significados que se fueron ubicando sobre la mesa para después reflexionar acerca de ellos e instalar nuevas preguntas... para después seguir trabajando.

Un proceso de orientación vocacional es, a mi modo de ver, un proceso interno, de reflexión, de parar y pensar, de jugar, de permitirse hablar, de imaginar y analizar... Y no un pseudo-lugar (pseudo porque no resulta genuino ni productivo para el que consulta. Sería algo así como "actuado") en donde no hay una persona en juego, donde no hay compromiso ni participación, donde no hay "persona", en definitiva, sino tan solo un cuerpo que responde a estímulos, que no deconstruye, que no se anima, que asiste a los encuentros como una obligación o como una respuesta automática a la pregunta que hace la sociedad "¿qué vas a hacer después del secundario?", sin sentirlo como propio, verdadero, personal.

Por eso, antes de comenzar un proceso es importante parar y preguntarse si uno realmente está preparado para hacerlo. Y si uno no lo está, preguntarse si uno quisiera abrir un espacio para comenzar a pensar acerca de esto, empezar a tirar de la punta del ovillo.

viernes, 12 de agosto de 2011

Nuevo Portal

Revista ProVocación lanzó un nuevo portal universitario en el que encontrarán un buscador de carreras, notas, información sobre centros de orientación vocacional, etc. Para ingresar, hacer click aquí

sábado, 6 de agosto de 2011

Cuando elegir implica trasladarse

El lunes 11 y el martes 12 de julio, junto a la Lic. Gloria de Paola (y como representantes de APORA -Asociación de Profesionales de Orientación de la Rep. Arg.-) coordinamos ocho talleres grupales de orientación vocacional en la localidad de F. Ameghino, Pcia de Buenos Aires. Estos se llevaron a cabo en el Centro Educativo y fueron promovidos por la municipalidad local. Asistieron alrededor de 60 jóvenes de F. Ameghino, Blaquier y El Porvenir.

Esto a modo de introducción para ir a lo que me interesa compartir: el desarraigo, la necesidad de trasladarse a otra ciudad para emprender estudios de nivel superior, la separación de la familia, el duelo de la ciudad de origen.

En todos los grupos aparecieron estos temas, los cuales a su vez traen aparejados otros como el miedo a fracasar o a decepcionar a los padres, el temor a enfrentarse con una ciudad más grande, la presión por no equivocarse para que los padres no malgasten dinero, la separación de la mayoría de los compañeros del secundario, entre otros. Y por otro lado el duelo de la localidad, que año a año se enfrenta con la migración de entre 90 y 120 jóvenes que dejan un vacío y una gran pregunta; "¿cómo les irá?".

Una vez más, con este ejemplo, podemos entender la importancia de ofrecer espacios de orientación grupales que den lugar al compartir, al fantasear, al jugar, a la reflexión y a la escucha entre los jóvenes. Y también, por otro lado, para los padres de estos jóvenes, quienes también viven el proceso de elección de sus hijos desde otro lugar, con expectativas y también con sentimientos de lo más diversos.  

Los talleres fueron muy enriquecedores y nos mostraron otra realidad, diferente a la que vivimos en el Gran Buenos Aires, en la que también tenemos la obligación de intervenir como Profesionales de la Orientación Vocacional.

martes, 19 de julio de 2011

¡Sepa YA su vocación!


Tentador, ¿no? que algún aparato o test (en cuestión de minutos nada más señora-señor) resuelva el camino vocacional o la existencia de una persona. Siempre está la tentación de "hacer click" para realizar algún test de intereses que nos facilite "la cosa" ("la cosa" vendría a ser nada más ni nada menos que nuestro proyecto de vida) y nos acorte los tiempos (externos) para tomar una decisión. Pero lo cierto es que por más que nos proporcionen datos acerca de nuestros intereses, el test no va a ponerse en nuestros zapatos, no va a empatizar con lo que estamos sintiendo o viviendo, no va a reflexionar con nosotros sobre los distintos factores que están en juego en nuestro contexto, no va a ayudarnos a aproximarnos a la información vocacional, no va tomar la decisión por nosotros ni tampoco hacer el proceso de elaboración interno que cada uno de nosotros hace antes de realizar una elección.

Y lo cierto es que los tests de intereses pueden ser muy manipulables para alguien que está convencido (sea este un convencimiento auténtico o no) en, por ejemplo, cursar determinada carrera universitaria o terciaria; basta con que marque con una cruz en cada casillero que creé se relaciona con la carrera que tiene en mente y ¡listo!, tema resuelto. "¿Ves?, el test me dio lo que yo quiero". Muchas veces (la mayoría me atrevería a decir) uno necesita del otro para confirmar algo, para sentirnos mejor, para fortalecer la autoestima, para reflexionar acerca de algo, para formarnos como personas, en definitiva (y sencillamente), para ser nombrado. Sin un otro nuestros nombres no tienen sentido. Entonces "la cosa" se complejiza cuando uno debe tomar decisiones propias entre opiniones del entorno (la sociedad espera algo che... está ansiosa). Acá empieza a jugar la identidad, el quién soy y quién quiero ser. Y para esto no hay tests ni recetas. Cada camino es personal, único e irrepetible. Nadie es igual al otro, por más que nos llamemos de la misma manera o que hayamos estudiado lo mismo en el mismo lugar y con los mismos docentes. Ahí está lo propio, ahí donde no existe "copia fiel".

Para ir cerrando, los tests (a diferencia de las técnicas, están estandarizados y deben ser confiables, eficientes y efectivos. Es decir, tienen que medir lo que dicen que miden y que lo hagan bien) sirven como una herramienta más en todo proceso de orientación, pero no son la pieza fundamental de este. Lo más importante es el acompañamiento que se realiza con la persona que se encuentra en situación de tener que elegir y que solicita ayuda para reflexionar y decidir. Este no necesita de un otro que elija por él ni alguien que le haga un recorte del universo de carreras para que, en bandeja, opte por una de ellas. Eso no es un trabajo propio, original, auténtico. Lo que realmente facilita la actual y las futuras elecciones es ayudar al que consulta para que se él quien vivencie su propio proceso.

sábado, 4 de junio de 2011

¿De qué estás hablando Willys?

Es muy común establecer relaciones lineales entre intereses y carreras u ocupaciones. Por ejemplo, se da con frecuencia escuchar personas que sacan conclusiones del tipo de "No soy creativo, por lo tanto no voy a seguir diseño o arquitectura", "Me gusta escuchar a la gente, entonces voy a dedicarme a la psicología", "Miro mucho el programa de megaconstrucciones o superestructuras, por lo tanto voy a estudiar Ingeniería Civil", y así podríamos seguir con muchos otros ejemplos.

Este esquema de pensamiento reduce enormemente el campo de posibilidades de elección. Y más aún si caemos en la cuenta de que la mayoría de las veces nos dejamos llevar por lo que ya conocemos o por lo que otros nos hacen conocer, dejando de lado la posibilidad de salir en busca de nuevas o más opciones.

El asunto es hacerse preguntas, poner un signo "?" a lo que consideramos cierto o definitivo. Cuestionar y cuestionarnos si realmente eso que dicen o que escuché el otro día es realmente así, si la conclusión que estoy sacando es realmente genuina y si llegué a ella sobre la base de todas las alternativas que se relacionan con los propios intereses.

También tenemos que tener en cuenta que son múltiples las combinaciones posibles de un interés con carreras u ocupaciones. Uno puede ser creativo de mil maneras distintas y en situaciones diversas. No es creativo solamente el que sabe dibujar, esculpir o hacer un logo. Uno también puede ser creativo en la manera de relacionarse con los demás, en sobreponerse ante un problema, en resolver una situación o en animar un grupo de personas, por ejemplo. Lo mismo ocurre con todos y cada uno de los intereses. Lo interesante es ir al fondo de la cuestión y de los intereses y hacerse preguntas al respecto. No a todos nos gusta el mismo aspecto de un interés (organizar, analizar, escuchar, resolver, dirigir, coordinar, etc...) porque no somos todos iguales... afortunadamente.

Es interesante considerar qué tipo de vínculo tengo con aquellas cosas que me interesan: ¿es una relación a través de una máquina, de un instrumento, del cuerpo, cara a cara?, ¿busco un producto final, una idea, algo concreto u abstracto?

Voy a dejar para otra oportunidad el tema de las elecciones "reparatorias".

domingo, 8 de mayo de 2011

127 horas hasta llegar al propio límite



Ayer vi la película 127 horas. Pensé que me iba a encontrar con una sucesión de hechos y con algo más bien superficial, pero me llevé una enorme sorpresa: la película fue muy profunda y me dejó pensando.

Tal vez me aparte de "lo estrictamente vocacional" por un rato, pero igualmente creo que el film nos lleva a hacernos preguntas que tienen que ver con nuestras conductas, con cómo elegimos, con el ser y el hacer, con nuestras omnipotencias y también con nuestros propios límites (aquel lugar al que sólo nosotros sabemos cuándo y cómo llegaremos). Y estas sí estás relacionadas con la vocación. En definitiva, los pensamientos, los temores, las emociones, los afectos y nuestra forma de conducirnos en lo cotidiano, tiene injerencia en nuestro futuro y en lo que hacemos o dejamos de hacer.

El protagonista (Aron), en un momento llega a pensar algo así como que esa piedra de algún modo él la puso ahí y que la situación en la que se encontraba (estar totalmente solo) era responsabilidad de él (el "cortarse solo" todo el tiempo, el no avisar adónde iba cada fin de semana, el no responder a los llamados de su madre, etc.). Después de varios intentos de liberarse de esa piedra, llega a límite más hondo de su ser, amputarse parte de su brazo, "cortarse solo". Y es interesante cómo ese acto termina siendo liberador para él, quien después de este suceso reinterpreta todo aquello que hasta ese momento no había percibido y da un giro a su manera de vivir su vida y la suya con los demás.

La película deja algunas preguntas para hacernos, como por ejemplo: la manera en la que nos conducimos a diario, ¿nos lleva a alguna "piedra", a alguna situación límite que luego nos resulta difícil resolver?, ¿cuáles son nuestros propios límites?, ¿qué situaciones exponen nuestras debilidades o aquellas cosas que no nos gustan de nosotros mismos?, ¿conocemos cuáles son esas cosas?, ¿cuánto nos conocemos?, ¿qué aspectos de nuestra persona preferimos ocultar?, ¿qué cosas no nos gusta escuchar y por qué?, entre otras.

¿Podríamos relacionar esto con "lo vocacional"? Creo que sí. Cuando hablamos de vocación hablamos de tomar decisiones, de hacer elecciones. Y estas debieran ser el resultado de un proceso, de un análisis, y no de un acto reflejo o automático no pensado. Elegir también es un acto personal que nadie, afortunadamente, debería hacer por nosotros. Y ahí está lo interesante; que lo elegido sea personal. Eso es lo que nos va permitir apropiarnos de lo que decidimos y ser capaces de responder por ello. El tema es cuando hay temores, influencias, tradiciones, miedos propios o ajenos, que dificultan ese camino...

Más info acerca de la película aquí.

martes, 8 de marzo de 2011

¿Contra la corriente?



¿Dónde y cómo nadamos?, ¿en una pecera?, ¿en el mar?, ¿con o contra la corriente?, ¿nadamos o nos dejamos llevar?

Quiero hacer mención a la nota "Carreras con futuro" (revista La Nación del domingo pasado). Más allá de que me gustó mucho, vale la pena destacar que publicar este tipo de artículos permite que todos nosotros (niños, jóvenes y adultos) conozcamos más acerca de las distintas alternativas de educación superior que existen en nuestro país. Esta es una de las tantas maneras que posibilitan a los jóvenes acceder a información que, con frecuencia, permanece oculta (tímida, escondida o "recatada") y contemplar otras alternativas, más allá de las conocidas por ellos mismos y por su entorno. Contar con información adecuada y completa permite, en definitiva, elegir con libertad e inteligencia.

Iniciativas como esta, junto con políticas que promuevan información vocacional de actualidad, hará que seamos un país con más diversidad de profesiones y con más posibilidades de desarrollo.

http://www.lanacion.com.ar/1354906-carreras-con-futuro

lunes, 31 de enero de 2011

Elección anti-rutina









Loitt


Algo que suele ser temido, tanto por quienes están finalizando la secundaria como por jóvenes que ya se encuentran trabajando, es la rutina (del fr. routine, rute, ruta) esa "costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas", la define la Real Academia Española. Un miedo a caer en actividades automáticas que no requieren de elaboración ni creatividad, sino tan solo de acciones repetidas que se realizan casi sin pensar, se podría decir en piloto automático. Creo que esto tiene que ver con una necesidad y un impulso a ser y a poner el sello en lo que hacemos, a no pasar por la vida como si nada ni nadie se diera cuenta de nuestra existencia.

Desde hace ya mucho tiempo el ser está vinculado con el hacer y no solo con el pensar o el sentir. Somos en la medida que hacemos. Pero no nos conformamos con ser parte de un proceso mecánico. Buscamos algo más, queremos destacarnos. Pero ¿cómo?, ¿bajo qué criterios o valores?, ¿con qué concepto de éxito? Y ahí es cuando la cuestión se hace más compleja y donde cada uno se diferencia de otros. No todos los que hacemos lo mismo lo llevamos adelante de la misma manera, y menos los que hacemos cosas diferentes. Nos manejamos sobre la base de algunos parámetros personales (actitudes, conductas, formas de ver las cosas, etc.) que rigen la mayor parte de nuestras actividades.

A cada rato elegimos algo. Pero ¿cómo lo hacemos?, y ¿cómo lo hacemos para que, al mismo tiempo, lleve nuestro sello personal, nuestra impronta? No es tarea fácil pero creo que este día de lluvia (al menos donde estoy ahora) puede ser un buen momento para reflexionar cómo hacemos para tomar decisiones, cotidianas o a corto, mediano o largo plazo. No solo un trabajo puede ser rutinario, también nosotros podemos serlo si no observamos un poco más detenidamente nuestro modo de actuar, de hacer, de sentir, de elegir.

La rutina puede ser un espejo que nos muestra cómo estamos o cómo somos, también puede ser un indicador de que tal vez no estamos en el lugar que queremos estar o la sencilla razón para preguntarnos cuánto de nosotros mismos estamos poniendo en lo que hacemos.

viernes, 28 de enero de 2011

¿Estudio Física o Psicología?

En La Nación de hoy, en la sección de Opinión, aparecen dos artículos muy interesantes que son ¿Más ciencias y menos letras?, de Santiago Kovadloff, y Enseñanza y desarrollo, de Jorge Werthein.

El primero se pregunta, en otras palabras, por qué hay más estudiantes de Psicología o Derecho que de Física o Sistemas de la Información, por ejemplo. Y parte de la respuesta a esta inquietud la ofrece el segundo de los artículos.

Pienso que los jóvenes eligen sobre la base de algunos aspectos, entre ellos: sus intereses, las carreras que conocen o que sus más allegados les hacen conocer, la seguridad económica que les pueda ofrecer la profesión y la opinión de los demás. Considerando estos puntos, no solo el estado con sus políticas educativas tienen la responsabilidad de promover acciones que permitan a los jóvenes conocer más opciones y mostrarles las posibilidades y las bondades que brinda cada profesión, sino los adultos como conocedores del mundo laboral, social y cultural.

¿Cuántas veces escuchamos que con tal profesión uno se puede "morir de hambre" (frase repelente a toda posibilidad de innovación o de ruptura de lo tradicional)?, ¿cuántas veces escuchamos que tal profesión es para varones más que para mujeres? En resumen, son miles los prejuicios encriptados de los que nos aferramos, como si estos nos dieran seguridad eterna. Creo que como adultos podemos (prefiero esta palabra a "debemos"), tenemos la capacidad para posicionarnos de otra manera mucho más pensante y cuestionadora frente a la elección de los jóvenes, evitando condicionar las decisiones como si estas fuesen nuestras. Permitámonos ser una sociedad innovadora, que se hace preguntas, que no le teme a lo diferente, que apuesta a la renovación y a la exploración de nuevos intereses.

Somos personas, cada una diferente de otra. Comencemos a plantearnos qué sentido queremos darle a nuestras vidas, qué orientación queremos tomar y con qué grado de libertad queremos hacerlo. Desde mi punto de vista, no se trata de "sobrevivir" a la sociedad hostil, sino de vivir la propia vocación y desarrollar nuestro propio ser. Por supuesto que hay obstáculos, que hay impedimentos, que no todos tienen las mismas oportunidades, que no es sencillo estudiar y trabajar y muchas otras cosas más. Pero el foco no debería estar puesto allí, sino en la posibilidad de ser más, de ir por más, de tratar de conseguir lo que nos moviliza. Si bien vivimos en una sociedad difícil y cambiante, son miles las organizaciones y las instituciones que otorgan becas y otras facilidades.