miércoles, 7 de septiembre de 2011

Reorientarse

En los últimos tiempos son muchas las consultas de reorientación que recibimos. Y no solo de jóvenes que "perdieron" un año por haber elegido la carrera equivocada, sino de personas adultas, de hasta 40 años. Algunos de los motivos son: "no estoy contento con la carrera que elegí", "me faltan unas materias para terminar la carrera pero quiero hacer otra cosa", "me cansé de trabajar en esta área", "quiero hacer otra cosa", "mi vida cotidiana y mis prioridades cambiaron, ahora quiero hacer algo que no me consuma todo el día" (muy común en mujeres que tienen familia), "tengo dudas acerca de lo que elegí", "en su momento me vi obligado a trabajar y ahora puedo comenzar una estudio superior" o "trabajo desde que terminé la secundaria y ahora quiero estudiar algo relacionado con mi trabajo".

Algunos deciden encarar un proyecto personal, otros hacer algo radicalmente opuesto, otros reafirmar su decisión, y otros (entre otros) simplemente se quedan satisfechos con el espacio de reflexión acerca de su futuro. Se contentan con parar y pensar acerca de lo transitado, para continuar desde otro lugar.

La inquietud que en el fondo atraviesa a estas personas tiene que ver, independientemente de lo que eligieron o de lo que elijan, con quienes son y cómo desean proyectar su vida de ahora en más. Por otro lado, lo interesante de estos casos es que suelen resignificar muchos aspectos de su vida que no analizaron con detenimiento en su momento; el porqué de su elección, las influencias del entorno que no visualizaron en su momento, los estilos o mecanismos de elegir que replicaron (sin saberlo) en la selección de una carrera o una ocupación. Se observa el camino realizado desde un lugar de mayor madurez, con nuevos recursos personales y con mayor libertad (en el mejor de los casos). Entonces la pregunta interior que surge es cercana a "¿era realmente yo quien elijió en ese entonces?". Claro que sí, solo que cuando pasa el tiempo es mucho más fácil analizar el pasado y darle un sentido. En el momento todo es más difícil de analizar, sea en el momento de la vida que sea.

Todo esto lleva a replantearse las elecciones que uno hace con proyección a futuro. Que de seguro que ya no son como hace décadas atrás, porque la sociedad toda cambia (económica-social-culturalmente). Y menos mal. ¡Imagínense una historia de la humanidad rutinaria y monótona! El hecho de que existan replanteos respecto de la propia vocación hace "la cuestión" más compleja (al menos para unos cuantos que no tenemos las cosas tan claras y para siempre). Porque ya no se piensa tanto en elegir algo "para toda la vida" (y aunque se piense, es difícil sostenerlo en este mundo tan globalizado donde el movimiento de una pieza incide en el resto), sino tal vez algo para comenzar o para proyectar de acá a algunos años. Cualquier cosa puede pasar en este gran videojuego humano. Esto lo hace complejo, entretenido, difícil, injusto, etc.

Lo interesante es pensar la decisión de reorientarse como posibilidad de capitalizar el trayecto recorrido y de renovar-se con nuevos proyectos e ideas. Decidir desde un lugar diferente e, idealmente, en forma genuina, personal, de uno, digamos. No desde la oposición a lo pasado o desde lo no resuelto que necesita ser reparado, sino desde la escencia del ser, desde el deseo y, tal vez, con mucho menos miedo e incertidumbre acerca del futuro. Pero aún así, eso que se decida seguirá siendo experiencia. Experiencia en el sentido de que no hay recetas ni resultados calculables o predecibles. Aunque uno logre ver el campo de juego de manera más clara, hasta no experimentar lo que uno se propone no se sabrá de qué se trata. Y de nuevo a seguir armando el camino, que es interminable (bah, termina con la vida) y que no depende únicamente de uno sino también del entorno, de las oportunidades, del contexto, de las ganas que le pongamos...

¿Alguna vez te repreguntaste algo acerca de lo que hacés?, ¿alguna vez paraste la pelota y levantaste la cabeza para ver a tu alrededor?, ¿alguna vez imaginaste que sos el escritor que continúa con el "había una vez..."? Eso sí, no es exactamente como el cartel de la foto, que invita a parar para después orientarte hacia una "dirección obligatoria". La invitación es a hacer un parate para después ser uno quien decida hacia dónde ir.