martes, 19 de julio de 2011

¡Sepa YA su vocación!


Tentador, ¿no? que algún aparato o test (en cuestión de minutos nada más señora-señor) resuelva el camino vocacional o la existencia de una persona. Siempre está la tentación de "hacer click" para realizar algún test de intereses que nos facilite "la cosa" ("la cosa" vendría a ser nada más ni nada menos que nuestro proyecto de vida) y nos acorte los tiempos (externos) para tomar una decisión. Pero lo cierto es que por más que nos proporcionen datos acerca de nuestros intereses, el test no va a ponerse en nuestros zapatos, no va a empatizar con lo que estamos sintiendo o viviendo, no va a reflexionar con nosotros sobre los distintos factores que están en juego en nuestro contexto, no va a ayudarnos a aproximarnos a la información vocacional, no va tomar la decisión por nosotros ni tampoco hacer el proceso de elaboración interno que cada uno de nosotros hace antes de realizar una elección.

Y lo cierto es que los tests de intereses pueden ser muy manipulables para alguien que está convencido (sea este un convencimiento auténtico o no) en, por ejemplo, cursar determinada carrera universitaria o terciaria; basta con que marque con una cruz en cada casillero que creé se relaciona con la carrera que tiene en mente y ¡listo!, tema resuelto. "¿Ves?, el test me dio lo que yo quiero". Muchas veces (la mayoría me atrevería a decir) uno necesita del otro para confirmar algo, para sentirnos mejor, para fortalecer la autoestima, para reflexionar acerca de algo, para formarnos como personas, en definitiva (y sencillamente), para ser nombrado. Sin un otro nuestros nombres no tienen sentido. Entonces "la cosa" se complejiza cuando uno debe tomar decisiones propias entre opiniones del entorno (la sociedad espera algo che... está ansiosa). Acá empieza a jugar la identidad, el quién soy y quién quiero ser. Y para esto no hay tests ni recetas. Cada camino es personal, único e irrepetible. Nadie es igual al otro, por más que nos llamemos de la misma manera o que hayamos estudiado lo mismo en el mismo lugar y con los mismos docentes. Ahí está lo propio, ahí donde no existe "copia fiel".

Para ir cerrando, los tests (a diferencia de las técnicas, están estandarizados y deben ser confiables, eficientes y efectivos. Es decir, tienen que medir lo que dicen que miden y que lo hagan bien) sirven como una herramienta más en todo proceso de orientación, pero no son la pieza fundamental de este. Lo más importante es el acompañamiento que se realiza con la persona que se encuentra en situación de tener que elegir y que solicita ayuda para reflexionar y decidir. Este no necesita de un otro que elija por él ni alguien que le haga un recorte del universo de carreras para que, en bandeja, opte por una de ellas. Eso no es un trabajo propio, original, auténtico. Lo que realmente facilita la actual y las futuras elecciones es ayudar al que consulta para que se él quien vivencie su propio proceso.