viernes, 26 de agosto de 2011

Escuchar otra cosa

Es cierto. Los psicólogos escuchamos "otra cosa" además del conjunto de palabras-sonidos-gestos que expresa una persona que consulta. Y ese "otra cosa" significa abrir un nuevo horizonte, una nueva manera de escuchar y percibir.

En el ámbito de la orientación vocacional, al momento de utilizar juegos-herramientas-dinámicas-técnicas, esta idea (la de escuchar "otra cosa") se lleva a cabo utilizándo las estrategias como excusa, como medio para que surjan aspectos que van más allá de la técnica y no como fin en si misma. Así, la técnica se transforma en un disparador, en un posibilitador, dejando de ser un recipiente acumulador de datos para pasar a formar parte de un espacio que fluye por si solo, que abre el juego, que da cauce a la reflexión y al análisis (ahí hay "persona"). Esto no ocurre todo el tiempo, sino de a ratos, de a destellos o de a momentos. Y cuando eso ocurre la técnica se transforma automáticamente, pasando a una dimensión diferente que cobra vida propia y que es,capa a cualquier tipo de condicionamiento o estímulo externo.

Para ser más concreto, me pasó hoy, recién, al incluir un juego que apela a la imaginación, a la creatividad, al procesamiento mental de múltiples variables (que son muy enriquecedoras cuando se las ve en acción). Al responder (el consultante) a la consigna, se abrió un nuevo mundo de significados que se fueron ubicando sobre la mesa para después reflexionar acerca de ellos e instalar nuevas preguntas... para después seguir trabajando.

Un proceso de orientación vocacional es, a mi modo de ver, un proceso interno, de reflexión, de parar y pensar, de jugar, de permitirse hablar, de imaginar y analizar... Y no un pseudo-lugar (pseudo porque no resulta genuino ni productivo para el que consulta. Sería algo así como "actuado") en donde no hay una persona en juego, donde no hay compromiso ni participación, donde no hay "persona", en definitiva, sino tan solo un cuerpo que responde a estímulos, que no deconstruye, que no se anima, que asiste a los encuentros como una obligación o como una respuesta automática a la pregunta que hace la sociedad "¿qué vas a hacer después del secundario?", sin sentirlo como propio, verdadero, personal.

Por eso, antes de comenzar un proceso es importante parar y preguntarse si uno realmente está preparado para hacerlo. Y si uno no lo está, preguntarse si uno quisiera abrir un espacio para comenzar a pensar acerca de esto, empezar a tirar de la punta del ovillo.

viernes, 12 de agosto de 2011

Nuevo Portal

Revista ProVocación lanzó un nuevo portal universitario en el que encontrarán un buscador de carreras, notas, información sobre centros de orientación vocacional, etc. Para ingresar, hacer click aquí

sábado, 6 de agosto de 2011

Cuando elegir implica trasladarse

El lunes 11 y el martes 12 de julio, junto a la Lic. Gloria de Paola (y como representantes de APORA -Asociación de Profesionales de Orientación de la Rep. Arg.-) coordinamos ocho talleres grupales de orientación vocacional en la localidad de F. Ameghino, Pcia de Buenos Aires. Estos se llevaron a cabo en el Centro Educativo y fueron promovidos por la municipalidad local. Asistieron alrededor de 60 jóvenes de F. Ameghino, Blaquier y El Porvenir.

Esto a modo de introducción para ir a lo que me interesa compartir: el desarraigo, la necesidad de trasladarse a otra ciudad para emprender estudios de nivel superior, la separación de la familia, el duelo de la ciudad de origen.

En todos los grupos aparecieron estos temas, los cuales a su vez traen aparejados otros como el miedo a fracasar o a decepcionar a los padres, el temor a enfrentarse con una ciudad más grande, la presión por no equivocarse para que los padres no malgasten dinero, la separación de la mayoría de los compañeros del secundario, entre otros. Y por otro lado el duelo de la localidad, que año a año se enfrenta con la migración de entre 90 y 120 jóvenes que dejan un vacío y una gran pregunta; "¿cómo les irá?".

Una vez más, con este ejemplo, podemos entender la importancia de ofrecer espacios de orientación grupales que den lugar al compartir, al fantasear, al jugar, a la reflexión y a la escucha entre los jóvenes. Y también, por otro lado, para los padres de estos jóvenes, quienes también viven el proceso de elección de sus hijos desde otro lugar, con expectativas y también con sentimientos de lo más diversos.  

Los talleres fueron muy enriquecedores y nos mostraron otra realidad, diferente a la que vivimos en el Gran Buenos Aires, en la que también tenemos la obligación de intervenir como Profesionales de la Orientación Vocacional.